jueves, 15 de abril de 2010

En casa del trompo.

En Chile existe una costumbre muy arraigada culturalmente. Pretender hacerse el listo con el fin del trasquilar al prójimo es un hábito que inunda a la sociedad chilena. “Cagarse al otro”, como se dice en el argot andino, es una práctica que se observa en la más pedestre cotidianidad, que puede identificarse desde no cederle el asiento a una embarazada hasta en los vericuetos de la convivencia laboral, donde sobrevivir es titánico.

Parece ser que esta criticable forma de operar ha trascendido las fronteras del angosto país del sur. En Cuba, Max Marambio y sus secuaces han pretendido hacerse los listos. Creyeron que la ilusión de poder que los mandamases isleños le fabricaron ante sus ojos era real. La élite canallesca que desgobierna la isla hace medio siglo son expertos en manipular a los demás en beneficio propio. Estos chilenos, de procedencia izquierdista con inclinaciones terroristas, devenidos en acaudalados empresarios, pensaron que podrían escamotear algo de carroña a las ratas mas hábiles de toda la comarca.

La dinastía castrista los dejó alimentarse mientras tuvieran claro que en Cuba no hay espacio para hacerse el listo. Marambio ha cometido el error de querer bailar una danza que fue casi inventada y llevada al perfeccionamiento en la casa de los Castro. Ha intentado ser la rata más astuta y -como dicen en el barrio en que nací- siempre hay alguien mas cabrón que tú. La primera víctima ha caído, unos de los compañeros de tropelías de Marambio ha aparecido muerto. Creo que caerán más con mejor o peor suerte. La historia dirá cuan buen roedor es este chileno de antecedentes siniestros. Salvar la vida y algo de carroña creo que será lo máximo a lo que puede aspirar. La lección espero que le quede clara, en casa del trompo es muy difícil dar vueltas. A Marambio esta vez lo cagaron.