Huber Matos narra sus experiencias durante el presidio político que padeció. Las imágenes corresponden al documental Nadie Escuchaba, 1987, de Néstor Almendros.
lunes, 26 de julio de 2010
domingo, 25 de julio de 2010
Listos y perdedores
En el filme Malcom X hay una escena donde el líder negro al terminar un discurso se percata que un antiguo compañero de tropelías –interpretado por Spike Lee- estaba dentro del público y lo saluda con efusividad. El amigo responde los saludos y acto seguido lo invita al bar de la esquina. Allí se sorprende de que el nuevo Malcom no bebe, que ha cambiado, que ahora se ocupa de la lucha contra el racismo. El viejo conocido, aún atónito, le responde con frases que en ‘buen cubano’ serían mas o menos así. Brother, me gusta en lo que estás metido, seguro que hay algún dinerito de por medio, pero coño afloja, estás hablando conmigo, así que ahora que nadie nos ve, vamos a darnos unos buches y me cuentas cómo yo puedo meterme en esto, seguro que jebitas y vacilón no faltarán, además de que quiero ganarme un barito.
Malcom insiste en que su actitud es auténtica e invita al otro unirse a la causa. Pero no le resulta, el amigo rechaza la oferta convencido de que el Sr. X es un cabroncito que lo está dejando fuera del negocio. Algo parecido nos pasa hoy a los cubanos. Castro nos ha dividido a tal punto que la desconfianza es el sentimiento primario entre los isleños. No confiamos en nadie, ninguna actitud ajena es loable o altruista, menos las que se emprenden contra el dictador. Somos tan listos que llevamos medio siglo sufriendo, dejándonos arrebatar todo, hasta la capacidad de fomentar un mínimo de credibilidad. El descrédito es utilizado por todos, desde los adalides del régimen hasta los mas férreos detractores. Menos mal que pese a todo, algunos siguen luchando.
Malcom insiste en que su actitud es auténtica e invita al otro unirse a la causa. Pero no le resulta, el amigo rechaza la oferta convencido de que el Sr. X es un cabroncito que lo está dejando fuera del negocio. Algo parecido nos pasa hoy a los cubanos. Castro nos ha dividido a tal punto que la desconfianza es el sentimiento primario entre los isleños. No confiamos en nadie, ninguna actitud ajena es loable o altruista, menos las que se emprenden contra el dictador. Somos tan listos que llevamos medio siglo sufriendo, dejándonos arrebatar todo, hasta la capacidad de fomentar un mínimo de credibilidad. El descrédito es utilizado por todos, desde los adalides del régimen hasta los mas férreos detractores. Menos mal que pese a todo, algunos siguen luchando.
miércoles, 21 de julio de 2010
Himnos.
Consultado sobre la decisión del gobierno chileno de otorgar refugio a los presos políticos cubanos, el escritor Jorge Edwards dijo que Chile era: “el asilo contra la opresión”. La frase, para cualquiera que no haya nacido en el país del sur o estuviera relacionado estrechamente con él, podría parecer una acertada inspiración del escritor.
Lo cierto es que lo dicho corresponde al último verso de la canción nacional chilena. El himno, como casi todos los latinoamericanos, habla de exaltación a la patria y la búsqueda de la libertad a cualquier precio. El cubano no es excepción, en esencia es una arenga para lograr los mismos objetivos. Lo vergonzoso es que después de 108 años de vida republicana, Cuba siga añorando el elemental derecho de vivir en Libertad. “Morir por la patria es vivir” pareciera ser el verso que más recordaba Orlando Zapata o el que inspira la terquedad heroica de Guillermo Fariñas.
Quien inició las negociaciones –por motivos inescrutables- de ofrecer asilo a los presos políticos cubanos fue el gobierno español. Ante esta situación es posible sentir vergüenza al recordar una de las estrofas eliminadas del himno cubano original. Hemos tenido que ser ayudados por aquellos que en alguna ocasión se les dijo: “ No temáis los feroces Iberos. Son cobardes cual todo Tirano.”
Este es el legado que nos dejan la tiranía de Fidel Castro, sus secuaces y abyectos seguidores. Han destruido la dignidad nacional, nos han sumido en la afrenta y el oprobio. Parafraseando el himno del país del sur, Chile nos ofrece asilo ante la imposibilidad de que Cuba pueda ser tumba de hombres libres. Esperemos que en esta oportunidad, aún valientes, corramos a por armas que no provoquen derramamientos de sangre.
Lo cierto es que lo dicho corresponde al último verso de la canción nacional chilena. El himno, como casi todos los latinoamericanos, habla de exaltación a la patria y la búsqueda de la libertad a cualquier precio. El cubano no es excepción, en esencia es una arenga para lograr los mismos objetivos. Lo vergonzoso es que después de 108 años de vida republicana, Cuba siga añorando el elemental derecho de vivir en Libertad. “Morir por la patria es vivir” pareciera ser el verso que más recordaba Orlando Zapata o el que inspira la terquedad heroica de Guillermo Fariñas.
Quien inició las negociaciones –por motivos inescrutables- de ofrecer asilo a los presos políticos cubanos fue el gobierno español. Ante esta situación es posible sentir vergüenza al recordar una de las estrofas eliminadas del himno cubano original. Hemos tenido que ser ayudados por aquellos que en alguna ocasión se les dijo: “ No temáis los feroces Iberos. Son cobardes cual todo Tirano.”
Este es el legado que nos dejan la tiranía de Fidel Castro, sus secuaces y abyectos seguidores. Han destruido la dignidad nacional, nos han sumido en la afrenta y el oprobio. Parafraseando el himno del país del sur, Chile nos ofrece asilo ante la imposibilidad de que Cuba pueda ser tumba de hombres libres. Esperemos que en esta oportunidad, aún valientes, corramos a por armas que no provoquen derramamientos de sangre.
domingo, 18 de julio de 2010
Diferentes acordes de una misma sinfonía.
El Concierto es una película que a pesar de mostrar un excelente humor, al final me ha resultado tristemente conmovedora. El filme aborda el tema de las heridas que quedan después de una dictadura comunista, de sus damnificados y la búsqueda constante de la redención. Es la historia de músicos destruidos por el fanatismo ideológico y totalitario de una Rusia en su última década de comunismo. Sus vidas actuales, aparecen llenas de miserias y frustraciones en medio de un capitalismo permeado por las ineficiencias y corrupciones heredadas del anterior sistema.
El tema me resultó inevitablemente cercano. Castro clonó para la isla todas las atrocidades que se engendraron en la Unión Soviética, los mismos métodos, las mismas canalladas, el hábito de reprimir y borrar la más mínima muestra de independencia intelectual o artística. No es difícil recordar el entierro en vida que sufrieron las longevas estrellas de Buena Vista Social Club, su desaparición por años sin aparentes justificaciones. Los talentos de Paquito d´Rivera y Arturo Sandoval tuvieron que escoger el escenario del exilio. La excelente música que interpretaban o componían era considerada “enemiga”.
Estos músicos cubanos, al igual que los personajes de la película, lograron a base de esfuerzo y talento la redención definitiva. Tuvieron el aplauso y el reconocimiento de un público que admira su arte sin condicionamientos políticos o ideológicos. Cada sala de concierto llena o las excelentes críticas son bofetadas a la cara del totalitarismo castrista. El nombre de estos artistas quedará como el patrimonio rescatable que Cuba ofrece al mundo. A Fidel Castro, en el guión de la historia cubana, solo le queda el personaje triste de Salieri.
El tema me resultó inevitablemente cercano. Castro clonó para la isla todas las atrocidades que se engendraron en la Unión Soviética, los mismos métodos, las mismas canalladas, el hábito de reprimir y borrar la más mínima muestra de independencia intelectual o artística. No es difícil recordar el entierro en vida que sufrieron las longevas estrellas de Buena Vista Social Club, su desaparición por años sin aparentes justificaciones. Los talentos de Paquito d´Rivera y Arturo Sandoval tuvieron que escoger el escenario del exilio. La excelente música que interpretaban o componían era considerada “enemiga”.
Estos músicos cubanos, al igual que los personajes de la película, lograron a base de esfuerzo y talento la redención definitiva. Tuvieron el aplauso y el reconocimiento de un público que admira su arte sin condicionamientos políticos o ideológicos. Cada sala de concierto llena o las excelentes críticas son bofetadas a la cara del totalitarismo castrista. El nombre de estos artistas quedará como el patrimonio rescatable que Cuba ofrece al mundo. A Fidel Castro, en el guión de la historia cubana, solo le queda el personaje triste de Salieri.
martes, 13 de julio de 2010
Mi tributo a Olga Guillot.
Gracias a mi padre y tío materno -melómano empedernido- las estrellas musicales del pasado pre revolucionaro cubano, para mí no fueron desconocidas. En mi casa había un gran número de discos de vinilo. Entre ellos sobresalían las grabaciones de los boleristas. Allí se encontraba el timbre trasnochado, con aire de cantina y bar marginal de los Orlandos - Contreras y Vallejo-, también el estilo casi tanguero de Blanca Rosa Gil, el histrionismo excesivo de Olga Guillot, La Lupe y Moraima Secada.
La Guillot ha muerto sin ver a Cuba sin Castros, puede ser que con ella fenezca una época pero será una nueva hoja en nuestra larga novela de nostalgias, esa que algunos preferimos leer una y otra vez simplemente porque es nuestra.
La Guillot ha muerto sin ver a Cuba sin Castros, puede ser que con ella fenezca una época pero será una nueva hoja en nuestra larga novela de nostalgias, esa que algunos preferimos leer una y otra vez simplemente porque es nuestra.
Aquí les dejo con unas de las especiales interpretaciones de La Guillot.
Sentido Inverso.
Viví durante casi catorce años en Chile y aunque durante mucho tiempo – consecuencia de un cubanísimo patriotismo poco práctico- no quise adquirir la nacionalidad chilena, finalmente poseo tal condición. Al país del sur le estoy agradecido, me ha dado la posibilidad de experimentar la sensación de sentirme libre, de ver nacer a mi hija en la misma condición y de que mi mujer también disfrute el mismo sentimiento.
Ahora con cierto orgullo veo que el gobierno chileno, muestra disposición para recibir a los presos de conciencia cubanos forzados al destierro. En otros tiempos fueron chilenos los que – huyendo de la dictadura pinochetista- se refugiaron en Cuba. Poco importa que beneficios propagandísticos obtuvo Castro con recibirlos, es sabido que cada acción suya está permeada por la manipulación extrema y el ansia de eternizar su totalitarismo. Lo cierto es que muchas personas del país del sur – aunque con ideas que no comparto- salvaron sus vidas y garantizaron la de sus hijos al poder refugiarse en la isla. En la actualidad Chile devuelve la mano.
Aquellos chilenos pudieron vivir incluso con mejores condiciones que la mayoría de los cubanos, muchos se hicieron profesionales y algunos no han regresado a su terruño a pesar de que ya Chile vive en democracia. Los cubanos que puedan arribar a la tierra de Neruda, lo tendrán un poco mas difícil, deberán insertarse en una sociedad muy distinta, en condiciones desventajosas, sólo contarán con su capacidad de sacrificio, talento, disposición y el necesario aguante.
Muchos de los chilenos que volvieron a Chile con títulos universitarios obtenidos en Cuba, muestran escasa gratitud. Varios incluso han pedido un trato diferenciado -con relación a los profesionales exiliados cubanos que estudiaron en las mismas universidades- a la hora del reconocimiento de los títulos obtenidos en la isla. Los cubanos que ahora puedan empezar una nueva vida en el angosto país, espero que con los años cumplan con la responsabilidad moral de agradecer la oportunidad de la sobrevivencia de manera más loable.
Yo prefiero quedarme con la actitud de Matías, un chileno que estudió Derecho en Cuba. Hoy ejerce en Chile y dice que a los cubanos no les cobra, doy fe de ello, a mí no me cobró. Con acento mezclado suele decir: aquello está de madre pero yo estoy agradecido.
Ahora con cierto orgullo veo que el gobierno chileno, muestra disposición para recibir a los presos de conciencia cubanos forzados al destierro. En otros tiempos fueron chilenos los que – huyendo de la dictadura pinochetista- se refugiaron en Cuba. Poco importa que beneficios propagandísticos obtuvo Castro con recibirlos, es sabido que cada acción suya está permeada por la manipulación extrema y el ansia de eternizar su totalitarismo. Lo cierto es que muchas personas del país del sur – aunque con ideas que no comparto- salvaron sus vidas y garantizaron la de sus hijos al poder refugiarse en la isla. En la actualidad Chile devuelve la mano.
Aquellos chilenos pudieron vivir incluso con mejores condiciones que la mayoría de los cubanos, muchos se hicieron profesionales y algunos no han regresado a su terruño a pesar de que ya Chile vive en democracia. Los cubanos que puedan arribar a la tierra de Neruda, lo tendrán un poco mas difícil, deberán insertarse en una sociedad muy distinta, en condiciones desventajosas, sólo contarán con su capacidad de sacrificio, talento, disposición y el necesario aguante.
Muchos de los chilenos que volvieron a Chile con títulos universitarios obtenidos en Cuba, muestran escasa gratitud. Varios incluso han pedido un trato diferenciado -con relación a los profesionales exiliados cubanos que estudiaron en las mismas universidades- a la hora del reconocimiento de los títulos obtenidos en la isla. Los cubanos que ahora puedan empezar una nueva vida en el angosto país, espero que con los años cumplan con la responsabilidad moral de agradecer la oportunidad de la sobrevivencia de manera más loable.
Yo prefiero quedarme con la actitud de Matías, un chileno que estudió Derecho en Cuba. Hoy ejerce en Chile y dice que a los cubanos no les cobra, doy fe de ello, a mí no me cobró. Con acento mezclado suele decir: aquello está de madre pero yo estoy agradecido.
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