Viví durante casi catorce años en Chile y aunque durante mucho tiempo – consecuencia de un cubanísimo patriotismo poco práctico- no quise adquirir la nacionalidad chilena, finalmente poseo tal condición. Al país del sur le estoy agradecido, me ha dado la posibilidad de experimentar la sensación de sentirme libre, de ver nacer a mi hija en la misma condición y de que mi mujer también disfrute el mismo sentimiento.
Ahora con cierto orgullo veo que el gobierno chileno, muestra disposición para recibir a los presos de conciencia cubanos forzados al destierro. En otros tiempos fueron chilenos los que – huyendo de la dictadura pinochetista- se refugiaron en Cuba. Poco importa que beneficios propagandísticos obtuvo Castro con recibirlos, es sabido que cada acción suya está permeada por la manipulación extrema y el ansia de eternizar su totalitarismo. Lo cierto es que muchas personas del país del sur – aunque con ideas que no comparto- salvaron sus vidas y garantizaron la de sus hijos al poder refugiarse en la isla. En la actualidad Chile devuelve la mano.
Aquellos chilenos pudieron vivir incluso con mejores condiciones que la mayoría de los cubanos, muchos se hicieron profesionales y algunos no han regresado a su terruño a pesar de que ya Chile vive en democracia. Los cubanos que puedan arribar a la tierra de Neruda, lo tendrán un poco mas difícil, deberán insertarse en una sociedad muy distinta, en condiciones desventajosas, sólo contarán con su capacidad de sacrificio, talento, disposición y el necesario aguante.
Muchos de los chilenos que volvieron a Chile con títulos universitarios obtenidos en Cuba, muestran escasa gratitud. Varios incluso han pedido un trato diferenciado -con relación a los profesionales exiliados cubanos que estudiaron en las mismas universidades- a la hora del reconocimiento de los títulos obtenidos en la isla. Los cubanos que ahora puedan empezar una nueva vida en el angosto país, espero que con los años cumplan con la responsabilidad moral de agradecer la oportunidad de la sobrevivencia de manera más loable.
Yo prefiero quedarme con la actitud de Matías, un chileno que estudió Derecho en Cuba. Hoy ejerce en Chile y dice que a los cubanos no les cobra, doy fe de ello, a mí no me cobró. Con acento mezclado suele decir: aquello está de madre pero yo estoy agradecido.
Ahora con cierto orgullo veo que el gobierno chileno, muestra disposición para recibir a los presos de conciencia cubanos forzados al destierro. En otros tiempos fueron chilenos los que – huyendo de la dictadura pinochetista- se refugiaron en Cuba. Poco importa que beneficios propagandísticos obtuvo Castro con recibirlos, es sabido que cada acción suya está permeada por la manipulación extrema y el ansia de eternizar su totalitarismo. Lo cierto es que muchas personas del país del sur – aunque con ideas que no comparto- salvaron sus vidas y garantizaron la de sus hijos al poder refugiarse en la isla. En la actualidad Chile devuelve la mano.
Aquellos chilenos pudieron vivir incluso con mejores condiciones que la mayoría de los cubanos, muchos se hicieron profesionales y algunos no han regresado a su terruño a pesar de que ya Chile vive en democracia. Los cubanos que puedan arribar a la tierra de Neruda, lo tendrán un poco mas difícil, deberán insertarse en una sociedad muy distinta, en condiciones desventajosas, sólo contarán con su capacidad de sacrificio, talento, disposición y el necesario aguante.
Muchos de los chilenos que volvieron a Chile con títulos universitarios obtenidos en Cuba, muestran escasa gratitud. Varios incluso han pedido un trato diferenciado -con relación a los profesionales exiliados cubanos que estudiaron en las mismas universidades- a la hora del reconocimiento de los títulos obtenidos en la isla. Los cubanos que ahora puedan empezar una nueva vida en el angosto país, espero que con los años cumplan con la responsabilidad moral de agradecer la oportunidad de la sobrevivencia de manera más loable.
Yo prefiero quedarme con la actitud de Matías, un chileno que estudió Derecho en Cuba. Hoy ejerce en Chile y dice que a los cubanos no les cobra, doy fe de ello, a mí no me cobró. Con acento mezclado suele decir: aquello está de madre pero yo estoy agradecido.
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